ALGARROBO,
“EL ARBOL DE LOS PUNTANOS”. El algarrobo, especie vegetal tan admirable y
nuestra, es para los puntanos “el árbol” por excelencia. Los aborígenes que
habitaban este suelo lo respetaban y veneraban por considerarlo el “árbol de la
vida” y le daban el nombre de tacu, vocablo que se conserva en alpatacu o
alpataco, y tintitacu o tintitaco, nombres de variedades que pertenecen al
mismo género del algarrobo. La Madre Naturaleza bendijo a la tierra puntana
poblándola de árboles de preciada madera como el nogal, el retamo y el
algarrobo, especies arbóreas que se inte¬graron a la flora de la provincia y a
la vida cotidiana de sus habitantes ya sea en la batea o en el mortero, en la
mesa o en la cuna, en el palenque o en la cumbrera del rancho … Nuestra tierra
alimentó con especial amor la raigambre de este árbol dilecto de los
sanluiseños como alga¬rrobo negro o pro¬sopis nigra, y al¬garrobo blanco o
prosopis alba, variedades que, a pesar de la tala indiscriminada que han
sufrido, aún pueblan generosamente nuestro monte serrano. ALGARROBO, ARBOL
BENDECIDO: Según la tradición oral, allá por el año 1850 don Tomás Alcaraz,
oriundo del de¬partamento Belgrano, que había quedado ciego en su niñez, al
hachar un algarrobo halló un crucifijo en el interior del madero. Su savia
salpicó los ojos del lugareño y se produjo el milagro: don Tomás Alcaraz
recuperó la vista. Desde aquel prodigioso suceso la devoción al Señor de la
Quebrada fue aumen¬tando año a año y hoy congrega a millares de fieles y
promesantes que llegan cada 3 de mayo a la Villa de la Quebrada, considerada
por los puntanos la Capital de la Fe. EL ALGARROBO EN LA HISTORIA: • La madera
de este noble árbol fue el soporte de aquella vieja capilla que recons¬truyera
Sarmiento junto a su tío el presbítero José de Oro en San Francisco del Monte
de Oro, departamento Ayacu¬cho. • En ese mismo pueblo del noroeste sanluiseño,
testigo fiel de los primeros pasos de Sarmiento maestro, un añoso algarrobo aún
se mantiene en pie frente a la vieja escue¬lita que allí fundara, como fiel
custodio de la primera escuela de la Patria. • Fue la copa de un pequeño
algarrobo el refugio que halló Facundo Quiroga cuando escapaba de la justicia
por la travesía puntana. Perseguido por un tigre cebado en la desértica región
ubicada entre las ciudades de San Luis y San Juan, Facundo trepó al solitario
árbol y permaneció varias horas oculto en su ramaje mientras la fiera bramaba,
los ojos clavados en su presa. Las ramas de aquel algarrobillo temblaron con
los zarpazos que daba el tigre al delgado tronco y luego de dos horas de
martirio, el caudillo riojano fue salvado por unos amigos que, lazo y puñal en
mano, acabaron con el animal. Facundo confesó luego que aquel día había sabido
lo que era el miedo. EL ALGARROBO EN LA COCINA CRIOLLA: Cuando la algarroba,
fruto que ofrece “el árbol”, llega a su completa sa¬zón se seca y cae. La vaina
es masticada o “chupada” por niños y grandes y constituye para ellos un buen
alimento en el verano. Además, el algarrobo está presente en la cocina criolla
en preparacio¬nes sencillas que, nó por ello, resultan menos apetecibles y
nutritivas que otras más ela¬boradas. Es así como el patay, el arrope, la aloja
y la añapa, cuyas recetas nos llegan desde tiempos ancestrales, siguen
deleitando el paladar de los puntanos. De las cuatro, el patay y el arrope son
comestibles; la aloja y la añapa, en cambio, son bebidas muy apreciadas en el
ambiente rural. EL ALGARROBO Y LA MEDICINA POPULAR. Por obra de la tradición
nos llegan recetas caseras que fueron usadas en el ambiente campesino: • Con
las hojas del algarrobo mojadas y con un poquito de agua ca¬liente, poniendo
todo dentro de un trapito limpio, se curan las afecciones en los ojos humanos.
• Para la nube de carne (carnaza colorada que se forma en los ojos), es bueno
echar en ellos unas cuantas gotas de agua con hojas molidas de algarrobo blanco
con polvo de azúcar. • Para las nubes en los ojos, se dejan caer en el ojo
enfermo tres veces al día tres gotas de savia de un gajo cortado del lado que
sale el sol. Se obtienen las gotas poniendo un extremo de la rama al fuego. • A
la aloja se le atribuyen propiedades medicinales antivenéreas y diuréticas.
ALGARROBO, CORAZÓN DE LAS GUITARRAS: Al fabricar una guitarra nuestros
guitarreros saben que, para cautivar el oído con sus sones y la vista con su
belleza, cada una de sus partes requiere maderas adecuadas. Así, el mástil de
una buena guitarra es de cedro, por ser muy resistente; el diapa¬són es de
ébano, por ser una madera fuerte y hermosa; la tapa superior es de pino, ya que
es flexible y puede vibrar; la caja de resonancia, corazón de la guitarra, es
de nogal, retamo o algarrobo, por ser maderas muy nobles que dan excelente
sonori¬dad al instrumento. Es así como el magnánimo algarrobo adquiere un
destino de belleza y de canto al revivir en una guitarra. OTRAS BONDADES DEL
ALGARROBO: • Las ramas del algarrobo son comestibles y se usan como forraje. •
La goma de este árbol y su corteza se emplean para hacer una tintura color café
que permite te¬ñir la lana que será usada en los tejidos. Por eso nuestros
ponchos son de esa tonalidad, color de la tierra misma. ¡Noble y magnífico
algarrobo! ¡”El árbol” de mis paisanos! Generoso te brindas en flor purpúrea,
en fruto nutricio, en vigo¬rosa madera, en bálsamo ca¬sero, en inmarcesible
sombra, en sonido vegetal de las guitarras … Para loarte, nada mejor que unir
nuestras voces a la del poeta Antonio Este¬ban Agüero en su inmortal Cantata:
“Algarrobo natal, Torre del cielo. Monumento y estatua del follaje. Hijo del
Sol y de la Tierra unidos. Corona real para la sien del aire. Árbol de luz.
Espejo de los siglos. Dios vegetal de corazón fragante. ……………… Padre y Señor
del bosque. ¡Catedral de los pájaros!” De su libro “Tierra Mía” M.T.Carreras de
Migliozzi Dedico este trabajo al Festival del Algarrobo Puntano de Los
Manantiales (San Luis) Folklore De San Luis con Asoc Puntana E Cuyanos y 49
personas más
ALGARROBO,
“EL ARBOL DE LOS PUNTANOS”. El algarrobo, especie vegetal tan admirable y nuestra, es para los puntanos “el árbol” por excelencia. Los aborígenes que habitaban este suelo lo respetaban y veneraban por considerarlo el “árbol de la vida” y le daban el nombre de tacu, vocablo que se conserva en alpatacu o alpataco, y tintitacu o tintitaco, nombres de variedades que pertenecen al mismo género del algarrobo. La Madre Naturaleza bendijo a la tierra puntana poblándola de árboles de preciada madera como el nogal, el retamo y el algarrobo, especies arbóreas que se inte¬graron a la flora de la provincia y a la vida cotidiana de sus habitantes ya sea en la batea o en el mortero, en la mesa o en la cuna, en el palenque o en la cumbrera del rancho … Nuestra tierra alimentó con especial amor la raigambre de este árbol dilecto de los sanluiseños como alga¬rrobo negro o pro¬sopis nigra, y al¬garrobo blanco o prosopis alba, variedades que, a pesar de la tala indiscriminada que han sufrido, aún pueblan generosamente nuestro monte serrano.
ALGARROBO, ARBOL BENDECIDO: Según la tradición oral, allá por el año 1850 don Tomás Alcaraz,
oriundo del de¬partamento Belgrano, que había quedado ciego en su niñez, al hachar un algarrobo halló un crucifijo en el interior del madero. Su savia salpicó los ojos del lugareño y se produjo el milagro: don Tomás Alcaraz recuperó la vista. Desde aquel prodigioso suceso la devoción al Señor de la Quebrada fue aumentando año a año y hoy congrega a millares de fieles y promesantes que llegan cada 3 de mayo a la Villa de la Quebrada, considerada por los puntanos la Capital de la Fe.
EL ALGARROBO EN LA HISTORIA:
• La madera de este noble árbol fue el soporte de aquella vieja capilla que reconstruyera Sarmiento junto a su tío el presbítero José de Oro en San Francisco del Monte de Oro, departamento Ayacucho.
• En ese mismo pueblo del noroeste sanluiseño, testigo fiel de los primeros pasos de Sarmiento maestro, un añoso algarrobo aún se mantiene en pie frente a la vieja escue¬lita que allí fundara, como fiel custodio de la primera escuela de la Patria.
• Fue la copa de un pequeño algarrobo el refugio que halló Facundo Quiroga cuando escapaba de la justicia
por la travesía puntana. Perseguido por un tigre cebado en la desértica región ubicada entre las ciudades de San Luis y San Juan, Facundo trepó al solitario árbol y permaneció varias horas oculto en su ramaje mientras la fiera bramaba, los ojos clavados en su presa. Las ramas de aquel algarrobillo temblaron con los zarpazos que daba el tigre al delgado tronco y luego de dos horas de martirio, el caudillo riojano fue salvado por unos amigos que, lazo y puñal en mano, acabaron con el animal. Facundo confesó luego que aquel día había sabido lo que era el miedo.
EL ALGARROBO EN LA COCINA CRIOLLA: Cuando la algarroba, fruto que ofrece “el árbol”, llega a su completa sa¬zón se seca y cae. La vaina es masticada o “chupada” por niños y grandes y constituye para ellos un buen alimento en el verano. Además, el algarrobo está presente en la cocina criolla en preparaciones sencillas que, nó por ello, resultan menos apetecibles y nutritivas que otras más ela¬boradas. Es así como el patay, el arrope, la aloja y la añapa, cuyas recetas nos llegan desde tiempos ancestrales, siguen deleitando el paladar de los puntanos. De las cuatro, el patay y el arrope son comestibles; la aloja y la añapa, en cambio, son bebidas muy apreciadas en el ambiente rural.
EL ALGARROBO Y LA MEDICINA POPULAR. Por obra de la tradición nos llegan recetas caseras que fueron usadas en el ambiente campesino:
• Con las hojas del algarrobo mojadas y con un poquito de agua ca¬liente, poniendo todo dentro de un trapito limpio, se curan las afecciones en los ojos humanos.
• Para la nube de carne (carnaza colorada que se forma en los ojos), es bueno echar en ellos unas cuantas gotas de agua con hojas molidas de algarrobo blanco con polvo de azúcar.
• Para las nubes en los ojos, se dejan caer en el ojo enfermo tres veces al día tres gotas de savia de un gajo cortado del lado que sale el sol. Se obtienen las gotas poniendo un extremo de la rama al fuego.
• A la aloja se le atribuyen propiedades medicinales antivenéreas y diuréticas.
ALGARROBO, CORAZÓN DE LAS GUITARRAS: Al fabricar una guitarra nuestros guitarreros saben que, para cautivar el oído con sus sones y la vista con su belleza, cada una de sus partes requiere maderas adecuadas. Así, el mástil de una buena guitarra es de cedro, por ser muy resistente; el diapasón es de ébano, por ser una madera fuerte y hermosa; la tapa superior es de pino, ya que es flexible y puede vibrar; la caja de resonancia, corazón de la guitarra, es de nogal, retamo o algarrobo, por ser maderas muy nobles que dan excelente sonoridad al instrumento. Es así como el magnánimo algarrobo adquiere un destino de belleza y de canto al revivir en una guitarra.
OTRAS BONDADES DEL ALGARROBO:
• Las ramas del algarrobo son comestibles y se usan como forraje.
• La goma de este árbol y su corteza se emplean para hacer una tintura color café que permite te¬ñir la lana que será usada en los tejidos. Por eso nuestros ponchos son de esa tonalidad, color de la tierra misma.
¡Noble y magnífico algarrobo! ¡”El árbol” de mis paisanos! Generoso te brindas en flor purpúrea, en fruto nutricio, en vigo¬rosa madera, en bálsamo casero, en inmarcesible sombra, en sonido vegetal de las guitarras … Para loarte, nada mejor que unir nuestras voces a la del poeta Antonio Este¬ban Agüero en su inmortal Cantata:
“Algarrobo natal, Torre del cielo. Monumento y estatua del follaje. Hijo del Sol y de la Tierra unidos. Corona real para la sien del aire. Árbol de luz. Espejo de los siglos. Dios vegetal de corazón fragante. ……………… Padre y Señor del bosque. ¡Catedral de los pájaros!”
De su libro “Tierra Mía” M.T.Carreras de Migliozzi
Carlos Salas |
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